Lyl

Cada mañana quedamos para tomarnos el café, es un ritual que me gusta porque así nos ponemos al día de chismes y demás tonterías cotidianas.
Al llegar, nos recibe el camarero como cada día, casi con el café en la mano, solemos sentarnos en el mismo sitio siempre. Allí preparamos todo...sacamos el tabaco, los móviles y nos sentamos muy relajadas frente a nuestro desayuno.
Al poco tiempo empiezan a llegar mas personas a desayunarse, sobretodo trabajadores, y ahí empieza nuestra odisea...."mira que culo tiene ese", "valla morenazo que viene por ahí"...se que suena a niñada, pero es que en esos momentos nuestra edad sufre un cambio temporal y nos traslada a los 19 años, quien me los diera de nuevo, y nos sube la adrenalina.
Criticamos a las posibles criticables, comentamos las pelis de la noche anterior o ese programa del corazón...lo pasamos muy bien.
Cuando acabamos el desayuno y estamos con el cigarrito correspondiente es hora de hablar de nuestros maridos y del polvito de la noche anterior (si es que esa noche hubo polvo), si no ponemos en marcha nuestra imaginación y rápidamente nos estamos tirando al mas guapo de la zona....jejeje. Se que suena a vieja verde o pervertida pero mis niñas...llegado a los 40 solo te queda aguantar al de siempre y la imaginación., porque la ilusión poco a poco va siendo menos.
Ya se acabo el desayuno...de vuelta a la realidad que nos queda fregar el piso, acabar de hacer el almuerzo e ir a buscar a los críos al cole, de la gente del cole hablare otro día, porque allí también hay mucho que hablar.
Asta el próximo café...

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